jueves, 22 de noviembre de 2012

Algunas consideraciones generales

Nota: las imágenes y videos insertos en esta entrada no son de mi autoría ni forman parte de la entrega curricular. Cito fuente en caso de disponer de ella. 

Perros de pedigree llevados a bordo del Titanic, donde se
organizaron también desfiles caninos.
(http://forotitanic.mforos.com/1597255/10365739-los-perros-del-titanic/)
Este trabajo, presentado como tercer parcial del curso de Antropología Cultural de la Licenciatura en Ciencias de la Comunicación de la UDELAR, se centra en la relación entre la especie humana y otros animales no humanos. Me circunscribo en este caso a las dos especies de animales domésticos más habituales en los entornos urbanos, los perros y los gatos. Los casos estudiados fueron seleccionados entre mi círculo cercano de amigos y conocidos, por lo que se trata en general de personas pertenecientes a los sectores sociales medios, de edades entre treinta y cuarenta y cinco años y vinculadas en distinto grado a alguna actividad artística. Hubiera sido recomendable una muestra más amplia o variada, pero de todos modos estos cuatro casos dan cuenta de una variedad interesante de formas, hábitos y preferencias de los humanos al relacionarse con otros animales.
El aspecto que más me interesaba era la interacción entre la socialización de los animales no humanos y las de los humanos. Las clásicas distinciones entre la socialización "instintiva" del animal y la "simbólica" de los humanos, típicas en cualquier manual introductorio a las ciencias sociales y que incorporamos muchas veces acríticamente a través de la educación secundaria, no me resultaban del todo satisfactorias. Estas toman la socialización "instintiva" y la "cultural" como compartimentos estancos. Esto funciona cuando analizamos interacciones, o bien entre dos animales simbólicos (dos homo sapiens) o bien dos animales no simbólicos (de cualquier otra especie). En el primer caso nos hallamos en el dominio de las llamadas “ciencias humanas”. En el segundo de la etología o ciencia del comportamiento animal (que de forma no inocente excluimos de lo que llamamos “ciencias sociales”, identificándolas muchas veces exclusivamente con las “ciencias humanas”). Ahora bien, ¿qué pasa cuando un animal simbólico interactúa con otro animal de comportamiento instintivo?
Propaganda anarco-vegana
Lo que me proporcionó una guía fue tomar conocimiento de la existencia de una gran cantidad de escritos antropológicos recientes en torno al problema de lo no-humano. Entre estos, generalmente orientados hacia la cibernética y a la continuidad entre el humano y la máquina, existen algunos que se cuestionan el problema en torno a la separación del humano como categoría conceptual del resto del mundo animal. De hecho, observé que la expresión animal no humano (que yo había escuchado sólo del lado de los  más radicales activismos por la liberación animal) comienza a preferirse también en muchos escritos académicos. El decir “animal” por “animal no humano” nos hace olvidar falsamente que también somos animales, y que formamos parte de una continuidad con el resto del mundo vivo. La etología ha observado varios casos de cooperación y convivencia entre distintas especies, de las cuales la interacción entre los humanos y otros animales que hemos domesticado (o que más bien “acordaron” ser domesticados por nosotros) podría ser sólo un ejemplo más.

Konrad Lorenz, fundador de la etología, junto con dos
ejemplares de la camada de patos que crió con fines
experimentales

Entrevista a Konrad Lorenz:
http://www.alcoberro.info/planes/lorenz2.html

Pero tampoco deberíamos caer en simplificaciones biologistas, y pensar que la cultura humana puede explicarse de la misma manera que se explica el comportamiento social del animal no humano. Más allá de sus causas y orígenes, nuestro carácter de animal simbólico atraviesa todo nuestro comportamiento, inclusive frente a otras especies.
Técnica Shaolin estilo tigre
http://artesmarcialesdelmundo-oz.blogspot.com/2010/04/el-tigre-de-shaolin.html
Si bien la cultura es privativa del homo sapiens (pese a que cada tanto se anuncia que tal especie de grandes simios en tal lugar desarrolló algo parecido, hasta ahora no han dado en nada consistente), no lo es el comportamiento social.  Nuestras formas de interactuar con otras especies, incluyen la acumulación de conocimientos teóricos y prácticos típicos de la especie humana, llegando a niveles de tecnificación y hasta profesionalización, por ejemplo en lo que llamamos “adiestramiento”. Llegamos hasta incidir hasta en la estructura genética de otras especies (animales y vegetales) interviniendo en sus ciclos reproductivos para obtener ejemplares de tales o cuales características, e instituciones que legitiman no sólo la autenticidad de dichos ejemplares, sino también la práctica misma de obtenerlos, y legitimarlos por medio de instituciones. Pero también somos afectados por el comportamiento de los animales no humanos que conviven con nosotros. Generamos con ellos vínculos afectivos, desarrollamos una gestualidad particular para interactuar con ellos, e incluso aprendemos de su comportamiento instintivo. (Un ejemplo posible es la imitación de los movimientos de ataque de distintas especies en algunas artes marciales: http://www.hispagimnasios.com/a_kungfu/animales_shaolin.php) Los incorporamos también a ese todo significante que es la cultura, a los habitus propios de nuestro sector social, a la formación de nuestra subjetividad. (En los países anglófonos, la pregunta “¿te gustan más los gatos o los perros?” toma la forma de “are you a cat person or a dog person?”. Para no hablar de cierta identificación totémica que sobrevive en forma degradada en creencias esotéricas como la astrología). 
María Isabel Quaresma dos
Santos, la niña-gallina.
Existen unos escasos casos documentados realmente extremos y terribles. Los episodios de "niños salvajes", abandonados de muy temprana edad en el aislamiento o entornos no humanizados, tan caros a los relatos freakys estilo "Believe it or not", incluyen, en los casos en que el niño ha sido abandonado junto a animales no humanos, ciertas pautas de comportamiento que imitan a la especie con la cual el pequeño humano ha convivido. Quizá el caso más paradigmático sea la "niña gallina" encontrada en 1980 en una pequeña población portuguesa. (http://tejiendoelmundo.wordpress.com/2009/04/07/ninos-salvajes-el-caso-de-la-nina-pollo-de-portugal/). Sin embargo, reproducir esa situación experimentalmente, como hiciera Konrad Lorenz con el gallo que se creía pato, atenta contra el mismo humanismo iluminista que cimenta tanto las bases de las "ciencias humanas" como el reconocimiento de lo que llamamos Derechos Humanos. Estos casos suelen aparecer muy esporádicamente, y sus consecuencias de espectacularidad y conmoción mediática dificultan aún más su estudio científico serio, aparte de los problemas éticos ya bastante numerosos y pesados que plantean.
Por otra parte, hay que pensar que “lo animal” del humano es un problema fundamental para todas las corrientes de psicología, y casi un elemento para distinguir entre una y otra. El psicoanálisis se centra en nuestro carácter simbólico y su tensión con nuestros imperativos biológicos (origen y definición de la neurosis), el conductismo se centra simplemente en nuestras reacciones instintivas. Todo esto lleva a pensar que el ser la única especie que ha producido cultura no nos aísla del resto del mundo animal.
De hecho, nuestro carácter exclusivo de animal simbólico podría verse, al igual que el grado de desarrollo cultural de ciertos grupos humanos en relación a otros, como una contingencia histórica. Hay evidencia de que los Neanderthales no formaban, como pensaban los primeros evolucionistas, parte de la cadena evolutiva del homo sapiens, sino que constituían una rama distinta del tronco de los homínidos, y que quizá incluso fueran extinguidos por nuestra especie, ya fuera por exterminio directo o por apropiación de los recursos de subsistencia (y en este caso incidiría justamente haber alcanzado un mayor grado relativo de desarrollo cultural). ¿Qué hubiera pasado si estos primos nuestros, que según se especula, comenzaban a desarrollar rudimentos de cultura, hubieran sobrevivido junto a nosotros hasta nuestros días? Esta hipótesis nos pone ante la posibilidad de un escenario no muy distinto al que se plasmara en la saga “El planeta de los simios”. 



Pero estos despliegues imaginativos aún se hallan lejos de los alcances de este trabajo. Por el momento, conformémonos conque, en nuestra solitaria condición de animales culturales, el resto de los seres animados, de alguna manera, nos acompaña.

Derechos Humanos de los grandes simios:
http://www.aibr.org/antropologia/44nov/articulos/nov0520.php

Eslabones encontrados: Los grandes simios y el imaginario occidental. Rubén Gómez-Soriano y Betto Vianna
http://www.aibr.org/antropologia/44nov/articulos/nov0520.pdf 

      Tradición y cultura en el mundo animal. Alicia García Bergua
http://www.cienciorama.ccadet.unam.mx/articulos_extensos/220_extenso.pdf

The hidden structure of overimitation (abstract). D.E. Lyons, A.G. Young, F.C Keil 
http://www.pnas.org/content/104/50/19751.short




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